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| PABLO SALUDA CON SU MANO IZQUIERDA AL PUBLICO QUE LOS DELEITO CON SU MANEJO |
Hazaña, excepcional, histórico, esfuerzo, sacrificio, grande, ídolo, de otro planeta y otros tantos calificativos que podrían utilizase para definir el contundente triunfo de Pablo Peláez, su navegante Daniel Leguizamón y su mini equipo de amigos en la 32 edición del Rally Mundial de Argentina.
Por si aún quedan algunas dudas, Pablo Peláez demostró por que obtuvo cuatro títulos sudamericanos, un argentino, múltiples campeonatos zonales y dos mundialistas.
Y más allá del esfuerzo sobrehumano que debieron realizar los integrantes del Pablo Peláez Rally Team, el múltiple campeón paseó toda su jerarquía pos los difíciles y extenuantes caminos de las sierras de Córdoba.
Nadie lo puro parar. Ni los dos pistones dañados en la etapa del viernes, que lo obligaron a armar un nuevo motor en el parque de asistencia.
Luego asentarlo personalmente, cubriendo varias veces el tramo entre Carlos Paz y Alta Gracia, para entregar el auto a las dos y media de la mañana y tres horas más tarde, prácticamente sin dormir, ingresar a parque cerrado para reiniciar la competencia.
Ni los técnicos de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) podían entenderlo. Armar un motor nuevo. “Estos son de otro planeta”, decían los mecánicos europeos que miraban asombrados como los changos santiagueños se negaban a cargar el auto en el trailler y regresar derrotados a casa.
Ese palabra –la derrota- no existe para Pablo Peláez. Es un gladiador que nunca se da por vencido y vaya si lo demostró en el Mundial de Argentina. Dany, su hijo Gonzalo, Ricardo Castillo y José,el fans número 1” de Pablo, aportaron lo suyo.
Por si aún quedan algunas dudas, Pablo Peláez demostró por que obtuvo cuatro títulos sudamericanos, un argentino, múltiples campeonatos zonales y dos mundialistas.
Y más allá del esfuerzo sobrehumano que debieron realizar los integrantes del Pablo Peláez Rally Team, el múltiple campeón paseó toda su jerarquía pos los difíciles y extenuantes caminos de las sierras de Córdoba.
Nadie lo puro parar. Ni los dos pistones dañados en la etapa del viernes, que lo obligaron a armar un nuevo motor en el parque de asistencia.
Luego asentarlo personalmente, cubriendo varias veces el tramo entre Carlos Paz y Alta Gracia, para entregar el auto a las dos y media de la mañana y tres horas más tarde, prácticamente sin dormir, ingresar a parque cerrado para reiniciar la competencia.
Ni los técnicos de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) podían entenderlo. Armar un motor nuevo. “Estos son de otro planeta”, decían los mecánicos europeos que miraban asombrados como los changos santiagueños se negaban a cargar el auto en el trailler y regresar derrotados a casa.
Ese palabra –la derrota- no existe para Pablo Peláez. Es un gladiador que nunca se da por vencido y vaya si lo demostró en el Mundial de Argentina. Dany, su hijo Gonzalo, Ricardo Castillo y José,el fans número 1” de Pablo, aportaron lo suyo.
También, Gino Corradi, un amigo sanjuanino que le consiguió los repuestos para el motor, en Córdoba.
El resto ya es conocido. El sábado salió a descontar la penalización por el abandono del viernes (15 minutos) y los 5’ 27 segundos que le llevaba Pablo Sinito, el lider de la clase 6.
En el primer rulo, los santiagueños se ubicaban a pocos segundos de la punta y en el segundo, recuperaron el liderazgo. Hasta se dio el lujo de deleitar a los miles de espectadores, con una mano en el volante y la otra saludando a la gente, arrancando ovaciones y la admiración del público.
Y por si ello fuera poco, en el especial de Carlos Paz, Pablo volvió a asombrar a propios y extraños: le ganó al Mitsubishi Evo 10 de su amigo, el uruguayo “Pancho” San Martín, generando los más variados elogios de la prensa especializada.
“Grandioso, extraordinario, calidad conductiva, un grande que si tuviera presupuesto, estaría en lo más alto del automovilismo mundial”, coincidieron los críticos radiales.
En la etapa final del domingo, tras los extenuantes 66 kilómetros del primer prime y el paso por el Giulio Cesare, se rompió un soporte del motor que golpeó y rompió el radiador.
Allí, en el parque de asistencia, volvió a surgir la actitud y sacrificio de los changos santiagueños, para solucionar los inconvenientes y colocarlo nuevamente al “León” herido en carrera.
Y de vuelta a rugir y Pablo Peláez a divertir al público, son sus derrapes controlados con acelerador y freno de mano. Con la calidad de un grande, demostrando lo que en Sudamérica lo definen como “El Rey” de los tracción simple.
Horas más tarde, los festejos, acompañados por un centenar de tucumanos, santiagueños, catamarqueños, uruguayos, y paraguayos que lo vivaron al llegar a la rampa de premiación.
Allí Pablo recibió el premio de bi campeón del Rally Mundial de Argentina y Daniel Leguizamón el primero en su retorno a competencias internacionales, que ya están en las vitrinas. En el caso de Pablito, su cuadragesimo podio internacional, algo que nadie conquistó en la historia del auomovilismo de Santiago del Estero
Por estas horas, Pablo y su equipo comenzaron a desarmar el auto. En dos semanas tiene que competir en Brasil por la segunda fecha del Sudamericano. FELICITACIONES CAMPEON!!!!!!!!!!!!!!!!.
El resto ya es conocido. El sábado salió a descontar la penalización por el abandono del viernes (15 minutos) y los 5’ 27 segundos que le llevaba Pablo Sinito, el lider de la clase 6.
En el primer rulo, los santiagueños se ubicaban a pocos segundos de la punta y en el segundo, recuperaron el liderazgo. Hasta se dio el lujo de deleitar a los miles de espectadores, con una mano en el volante y la otra saludando a la gente, arrancando ovaciones y la admiración del público.
Y por si ello fuera poco, en el especial de Carlos Paz, Pablo volvió a asombrar a propios y extraños: le ganó al Mitsubishi Evo 10 de su amigo, el uruguayo “Pancho” San Martín, generando los más variados elogios de la prensa especializada.
“Grandioso, extraordinario, calidad conductiva, un grande que si tuviera presupuesto, estaría en lo más alto del automovilismo mundial”, coincidieron los críticos radiales.
En la etapa final del domingo, tras los extenuantes 66 kilómetros del primer prime y el paso por el Giulio Cesare, se rompió un soporte del motor que golpeó y rompió el radiador.
Allí, en el parque de asistencia, volvió a surgir la actitud y sacrificio de los changos santiagueños, para solucionar los inconvenientes y colocarlo nuevamente al “León” herido en carrera.
Y de vuelta a rugir y Pablo Peláez a divertir al público, son sus derrapes controlados con acelerador y freno de mano. Con la calidad de un grande, demostrando lo que en Sudamérica lo definen como “El Rey” de los tracción simple.
Horas más tarde, los festejos, acompañados por un centenar de tucumanos, santiagueños, catamarqueños, uruguayos, y paraguayos que lo vivaron al llegar a la rampa de premiación.
Allí Pablo recibió el premio de bi campeón del Rally Mundial de Argentina y Daniel Leguizamón el primero en su retorno a competencias internacionales, que ya están en las vitrinas. En el caso de Pablito, su cuadragesimo podio internacional, algo que nadie conquistó en la historia del auomovilismo de Santiago del Estero
Por estas horas, Pablo y su equipo comenzaron a desarmar el auto. En dos semanas tiene que competir en Brasil por la segunda fecha del Sudamericano. FELICITACIONES CAMPEON!!!!!!!!!!!!!!!!.
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