Hay actitudes que enaltecen el deporte. Muchas veces consideradas como orgullo nacional. En el país que fuera. Hoy, cuando transcurría el PC 8, el más largo del Rally Internacional de Erechín, Pablo Peláez y su navegante Daniel Leguizamón, tuvieron un acto que nos llena de orgullo a los argentinos y que fue destacada por la prensa especializada del extranjero.
A poco menos de un kilometro del prime de velocidad, el piloto paulista Daniel Barros (VW Gol) sufrió un espectacular vuelco y la tripulación quedó atrapada en el interior del habitáculo.
Pablo Peláez largó detras suyo y tras una curva a la derecha con un lomo, se encontró con el auto de Barros en el centro del camino. No dudó un instante, apenas para cruzarse una mirada con su navegante y decidir sobre la marcha: "paramos y ayudamos".
Se sacaron los cinturones de seguridad y presurosos fueron a auxiliar a sus colegas de ruta, además de encargarse de parar la competencia para permitir el ingreso de auxiliares y ambulancia.
Grande Pablito!!!. Poco le interesó la carrera. Mucho menos la diferencia -más de un minuto- que había acumulado hasta esos momentos.
Como verán, no sólo se puede ser un deportista arriba de un auto, sino también abajo... y en la vida. Eso que nos hace sentir orgullosos y argentinos. Pablo, un campeõn en el deporte y en la vida.
En lo deportivo, Pablo sigue liderando la competencia. Bajó los tiempos del primer rulo. Ahora se vienen dos super especiales y una asistencia de 45 minutos. "Gracias a Dios, el auto funciona a pleno", nos dijo Pablo a poco de ingresar al reagrupamiento, previo a los super especiales sistema "espejo" con el que concluirá la etapa.
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