El Rally Mundial de Argentina es un desafío y travesía muy difícil de superar. En las dos últimas ediciones (2011/12), Pablo Peláez triunfó no sólo en su clase (6), sino en la general de autos de tracción simple y su experiencia le indica que se deben tomar todos los recaudos, que no puede dejar nada librado al azar.
Entonado por su reciente triunfo en La Rioja y tras un viaje de cinco horas, se abrazó a su hija y familia e inmediatamente, sin descanso, se puso a desarmar el Peugeot 206.
Ayer, en horas de la mañana, el auto desarmado posaba sobre los cuatro caballetes, para retirar planta motriz, caja de velocidades, tren delantero y trasero, suspensión y cada una de las piezas que serán minuciosamente controladas y cambiadas en caso de resultar necesarias.
"El esfuerzo, principalmente económico, es muy grande y tiene que ir acompañado por un trabajo serio y responsable, con muchas horas de trabajo sobre el auto", comentó el múltiple campeón.
En su taller de El Zanjón, el quintuple explicó que el Mundial de Argentina "es una competencia muy exigente, con más de 500 kilómetros de velocidad y otros 800 de enlaces" y que además de alistar una máquina confiable debemos prepararnos física y sicologicamente. No es el ritmo habitual que imprimimos a los zonales y el sudamericano, el planteo de carrera es diferente, porque se tiene que andar rápido no sólo en los tramos de velocidad, sino también en los enlaces para llegar a horario en cada tramo, y al mismo tiempo cuidar el auto", añadió.
Quienes compartimos sus esfuerzos, sabemos que Pablo Peláez, a falta de recursos y presupuestos, aprendió a planificar sus tareas en base a sacrificio, en la mayoría de los casos "a puro pulmón", reconocido por propios y extraños..
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