Pablo Pelaez en el habitáculo de su Peugeot 206 XS 16 válvulas |
cualquier piloto. Es lo máximo y, una experiencia incomparable.
No es una competencia más. Competir con los mejores
pilotos del mundo, requiere de una preparación especial, tanto de
la máquina como de la tripulación.
En la edición pasada, gracias a Dios pude ganar la clase y a todos los
autos de tracción simple. Fue una experiencia única, no sólo por el
triunfo, sino por el exigente trabajo previo y en carrera.
Por el imponen marco de público, en zonas en la que se corre en medio
de un cordón humano.
Esta edición será más difícil y extenuante, principalmente para los
autos de tracción simple. En un cronograma “endurance” se deben correr
tramos de velocidad de 60 y 50 kilómetros sin asistencia, en tramos
que se caracterizan por la piedra suelta y las huellas profundas que
dejan los integrales.
El ritmo de carrera es distinto al que estamos acostumbrados en el
argentino y sudamericano. Además de la máquina, también debemos estar
preparados física y síquicamente para afrontar la travesía.
El lunes próximo, comenzamos a recorrer los caminos para elaborar la
hoja de ruta, en jornadas que comienzan a las seis de la mañana y
terminamos a las once de la noche.
Con el acompañamiento de Dios, junto a mi navegante Daniel Leguizamón,
mi familia y mis amigos que me dan una mano en la asistencia, vamos a
tratar de llegar al final, que es el principal objetivo y la máxima
aspiración en esta competencia
UN ABRAZO A TODOS LOS SANTIAGUEÑOS
Pablo Pelaez
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